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Nuestra Comunidad
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Con su nombramiento como obispo de Madrid en 1886, la comunidad se vio desprovista de su ayuda directa y tuvieron que aprender a caminar solas, apoyadas firmemente en la Providencia de Dios. Aunque él, desde su nueva Sede, no dejó de acompañarlas, aconsejarlas y ayudarlas; pero siempre desde un gran respeto a su sucesor y una gran discreción. Siempre las llevó en su corazón. Una de las cartas, escrita desde Madrid, es como su testamento espiritual: “Os dejo mi corazón, en primer lugar como símbolo de mi amor por la Institución y por todas y cada una de vosotras. Éste es mi principal testamento”.“
La consolidación y enraizamiento de la comunidad tenía que pasar necesariamente por el camino de la cruz. Fieles discípulas de Jesucristo, tenían que ser asociadas a su misterio pascual de muerte y resurrección; pues «si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere da mucho fruto». Y la comunidad de Tiñosillos estaba llamada a ser muy fecunda en el seno de nuestra Madre la Iglesia.
En primer lugar, la vida en la comunidad era muy dura, verdaderamente heroica. Aparte del régimen ya de por sí austero en la comida, el trabajo del campo en la también austera estepa castellana, la escasez de sueño, de medios, las condiciones nada adecuadas de habitabilidad de los edificios, hicieron la vida muy difícil. Su situación debió de resultar demasiado precaria. Eran tiempos de hambre y penuria en toda la sociedad española, que ellas sintieron más agudamente. Todo esto puso a prueba la solidez de su vida espiritual. Y demostraron que estaban cimentadas sobre “la roca firme” de Cristo; afrontaron con entereza,incluso con ilusión y alegría, las dificultades que toda implantación de una nueva comunidad lleva consigo, conscientes de ser “pobres con Cristo pobre”, como se desprende de las crónicas. Pero, al mismo tiempo, estas circunstancias les hicieron comprender que desligada la comunidad de la Orden Cisterciense (en aquella época la Congregación cisterciense de la Trapa), pocas probabilidades de éxito podía tener; máxime dadas las condiciones históricas y de sometimiento jurisdiccional exclusivo al Obispo diocesano en que se encontraban todas las monjas en España. Por eso, ya desde los inicios buscaron el contacto y la afiliación a la Orden Cisterciense.
La fundación de la comunidad cisterciense de San Isidro de Dueñas en 1891 en Palencia, por parte del monasterio francés de Santa María del Desierto, fue una ayuda importante en este período de incertidumbre.
Gracias a la ayuda de los monjes de San Isidro salen de su aislamiento para vivir en la comunión de la Orden Cisterciense de la Trapa; de forma gradual van cambiando sus propios Usos y Costumbres por los de la Trapa. Uno de los primeros cambios que hicieron fue la sustitución del Oficio Parvo que ellas rezaban, por el Oficio Divino. Esta ayuda fue decisiva en el crecimiento de su identidad cisterciense y en el proceso de su incorporación a la Orden; dio comienzo así una nueva etapa.Desde entonces las dos comunidades han caminado juntas en un fuerte espíritu de comunión fraterna.
La elección de la madre Justa Larrea Urquijo como Abadesa el 29 de octubre 1894, mujer de temple excepcional, dio nuevo impulso y dinamismo a la comunidad. Una de las primeras decisiones que tomó en 1895 fue dejar por fin la labranza y poner una pequeña fábrica de velas. El trabajo en el campo, en las condiciones ya expresadas, era muy duro y muy poco rentable. Ella sería la que “introdujera a la comunidad en la tierra prometida de Alloz”.
Recogiendo la herencia de Iranzu. Traslado a la “Granja de Alloz” (Navarra)
Providencialmente en tales circunstancias, en agosto de 1912 visita a la comunidad don Jesús Martínez, natural de Olite y párroco de Artica, Navarra, pariente de una de las hermanas. Percibe sus dificultades y toma interés por ellas. Gracias a las gestiones de este sacerdote navarro, las hermanas desistieron delproyecto de fusión con las hermanas de Herrera y adquieren la “Granja de Alloz”, con su correspondiente finca, en Navarra, con vistas a un traslado de la comunidad.
La “Granja de Alloz” fue una antigua propiedad del monasterio de Iranzu hasta la desamortización de Mendizábal en 1835. Expropiada por el Gobierno, fue pasando a manos de particulares. Sus últimos propietarios fueron doña Concepción Gómez-Acebo y su marido don Luis Ibargüen. Así, el 16 de octubre de 1913 cinco hermanas, con M. Justa al frente, salen de Tiñosillos hacia la Granja de Alloz. Su objetivo era hacerse cargo de ella y prepararla para que pudiera venir más tarde el resto de la comunidad. Esta llegó un año después, el 3 de octubre de 1914.
De este modo, las monjas vuelven a conectar materialmente con las raíces cistercienses de la “Granja”, como popularmente se le llama en el entorno, a la vez que el antiguo monasterio de Iranzu encontraba una sucesión en la misma línea, después de la brutal desamortización de Mendizábal un siglo antes. Eran en ese momento ya una crecida comunidad de 30 hermanas.
No obstante, las condiciones en que tuvieron que seguir viviendo durante mucho tiempo pusieron a prueba su ya bien probada virtud y resistencia. En efecto, los edificios en que tuvieron que acomodarse no ofrecían las más mínimas condiciones de habitabilidad, ya que eran los propios de un edificio destinado a las labores de labranza y desatendido durante largos años.
En 1921 fue de nuevo elegida madre Justa Larrea, que permanecerá en el cargo hasta su muerte en 1930.
Don Ciriaco María Sancha había cumplido su misión: entregar a la Iglesia, en la Orden del Císter, el don que había recibido. Pero él ya no conoció esto, había muerto en 1909.
Incorporación a la Orden Cisterciense.
En 1922 el nuevo Abad General Dom Juan-Bautista Olitraun de Keryvalan le concedio a la comunidad su incorporación a la Orden, ratificada por el Capítulo General del año siguiente 1923.
En el año 1930 murió la madre Justa a consecuencia de una gripe. Toda la comunidad la lloró profundamente. La madre Micaela Garmendia conduciría a la comunidad durante doce años.En 1939 muere Dom Félix Alonso y es elegido para sucederle en febrero de 1940 el padre Buenaventura Ramos. En Alloz es elegida en 1942 como Abadesa madreMaría del Puy Echalar. En los planes de Dios estas dos personas estaban llamadas a continuar y completar la obra ya comenzada.
No obstante, la semilla plantada en Tiñosillos fructificó abundantemente en Alloz. Los primeros años fueron también difíciles por la necesidad de ir adaptando y renovando los viejos edificios, y organizando su economía. Las vocaciones, lo mismo que en Tiñosillos,empezaron a afluir. En el año 1950,debido a la pobreza de los edificios y sobre todo del Oratorio, se construyóla Iglesia. Gracias a la amistad y a las gestiones de Dom Buenaventura y el P. Vicente, gran impulsor de esta obra, con don Federico Mayo, Director General del Instituto Nacional de la Vivienda, fue posible su construcción. La inauguración y consagración fue el 15 de octubre de 1950 por don Enrique Delgado Gómez, Arzobispo de Pamplona.
Durante largos años las “monjas de Alloz” han vivido en condiciones sumamente difíciles, formando una comunidad que no ha cesado de crecer. Ante la precariedad de los edificios y la afluencia de vocaciones se vio también la necesidad de construir un “nuevo monasterio”, que se hizo realidad en 1961.
En la década de los 70 la comunidad llegó a estar formada por 82 hermanas. Ante este crecimiento, se fundó en 1977 el monasterio de la Palma en Cartagena y en 1989 el de Armenteira en Pontevedra.